01 Junio 2019
Los niveles de productividad y todo el concepto de lo que significa ser productivo varían de un país a otro. Sin embargo, donde sea que operemos, el desafío clave consiste en aprovechar al máximo el tiempo. ¿Cómo podemos estar seguros de que todos los compañeros de trabajo disponen de lo necesario para trabajar de la forma más eficaz posible? ¿Cuál es la mejor forma de tener en cuenta el impacto medioambiental y social de la estrategia? ¿Y cómo contribuye todo esto al rendimiento?
No se trata de preguntas nuevas. El problema es que ya se han aprovechado las oportunidades fáciles, las metas sencillas que ofrecen más tiempo en el día empresarial, que reducen los costos operativos y nos hacen más ecológicos.
La tecnología y las aplicaciones han transformado todo lo que podemos conseguir; la innovación ha permitido reducir los costos a todos los niveles. Las grandes tendencias como el cambio climático y la normativa internacional sobre emisiones de carbono han inspirado mejoras radicales en las tecnologías de la energía y en los modelos de negocio. Todo esto nos ha permitido ser más eficientes y sostenibles. Incluso podemos cambiar nuestro propio comportamiento para contribuir a conseguir una mayor claridad estratégica.
Pero las empresas no se detienen, ni tampoco las exigencias que se les plantean. Las organizaciones están sometidas a una presión continua por mejorar la productividad y reducir los costos ocultos. A veces un cambio sencillo puede aportar un enorme beneficio mutuo.
Por ejemplo, el caso de las impresoras de inyección de tinta. Estas marcan una diferencia en la empresa trabajando más y de forma más responsable. Por un lado, se logra ahorrar electricidad, y al mismo tiempo evita la emisión de CO2.
Además se liberan recursos que se pueden invertir en la empresa y ofrece un impacto tangible, real y sostenible. Un ahorro significativo no tiene que producirse a costa del medioambiente. Innovaciones como esta eliminan la necesidad de “blanqueo ecológico”, la mala práctica de enumerar principios “ecológicos” que afectan poco o nada al rendimiento empresarial o al medioambiente.
A la hora de considerar los costos de funcionamiento visibles en la impresión, lo más común es centrarse en reducir el gasto por página, pero es en los costos ocultos donde los avances tecnológicos también pueden tener un gran impacto positivo. Reducir el tiempo dedicado al mantenimiento y arreglo de impresoras y a la realización de pedidos de consumibles es un buen punto de partida.
En la educación, liberar recursos y tiempo significa invertir en el aprendizaje de los estudiantes. En el sector minorista, significa tiempo y dinero para mejorar e invertir en la satisfacción del cliente. En los hospitales, permite liberar al personal médico para dedicar más tiempo valiosos con los pacientes. Y en el sector empresarial significa disponer de más tiempo para centrarse en las ventas y en la rentabilidad.
En la búsqueda interminable de la eficiencia, nuestros entornos tienen que trabajar más para responder a las presiones de la competencia. Es posible que la impresora de inyección de tinta de oficina no parezca, a simple vista respetuosa con el medio ambiente, pero podría hacer un favor en términos de tecnología sostenible, ofreciendo sin lugar a duda unos ahorros importantes y muy significativos.
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