01 Octubre 2022
Un hombre trabajador, luchón, creyente, , fue homenajeado por la Canagraf Jalisco, en el marco del Día del Impresor, y recibió el reconocimiento “Alfonso Carrillo Casillas”, por su larga y fructífera trayectoria.
Don “Chema” como le dicen sus amigos, cumple cumple 52 años de estar en la industria y nos recibió en su imprenta Gráficos Globales de las Américas, ubicada en el sur de la ciudad de Guadalajara, y de manera natural y emotiva fueron fluyeron sus recuerdos de juventud, su primeros pasos como impresor, las adversidades, los diferentes trabajos que ha realizado, sus problemas de salud y la relación con su familia, el pilar lo que lo sostiene vigente y activo.
EL GUSTO POR EL OFICIO
Inciamos la charla y Don Chema nos suelta su primer recuerdo: “Pasaba por allí y me llamaba mucho la atención el ver la imprenta; me quedaba desde la calle viendo como trabajaban y me gustó ese oficio”. Nos venimos (de Aguascalientes) a los trece años o doce no sé, acá a Guadalajara y mi primo Francisco Ruiz tenía una maquinita Challenger 12 X 18”, toda sonajienta -así sonoban todas hace años- y me puse a trabajar con él, que sería como a los quince o diez y seis años, porque cuando llegamos de Aguascalientes pusimos una tiendita, ya la quitamos y ya me fui con él a trabajar, me enseñó muy bien, me enseñó suajando cartocitos para hacer estuches de joyería que los forraban después, me enseñé a hacer las formas con tipo, interlíneas, plecas y no trabajaba mal, trabajaba bien, trabajaba muy bien…, me quedé y trabajé allí como dos años, hubo un problema de familia, me fui y ya no volví”.
EMPRENDEDOR “AVENTADO”
De cómo se hizo empresario, compartió: “Me fui a trabajar con un señor que andaba vendiendo su imprenta y yo no sabía; llegué y trabajé una semana, y me dijeron los amigos: donde estás trabajando están vendiendo la imprenta. Nooo dije yo, llegué y le dije al cuate no pues ya me voy… estás vendiendo la imprenta; déjame yo buscarle por otro lado. Y en cuánto la vendes? me dijo en 35 mil pesos… le dije, yo te doy 24 mil, y me respondió que no, que sabe qué, y entonces me fui. Como al mes llega y toca en la casa, sale mi mamá y dice, el señor José María Frias? Ya salí, que pasó? Quieres la imprenta pues?, y le respondí, ya te dije que cuanto te ofrezco.
La oferta la hizo sin tener el dinero a la mano por lo que continúa diciendo: “Ahí voy con un tío, era sacerdote y fue mi empujón; y le digo, oiga me presta dinero para comprar una imprenta?, dice no, yo no; en eso mi tía la cuñada de él dice, pues préstele para su primo Javier también, y así fue como nos prestó.
Comenta que su primo no sabía trabajar rápido, pero aprendió a imprimir en una Chandler 10 X 15”, hacián todos los boletos a la Arena Coliseo los cuales entregaban lléndose en el camión.
Después de un tiempo la sociedad se disolvió y Don Chema acudió con Carlos Mojarro, quien era un reconocido vendedor de maquinaria; a quien lo compró una Kluge que no funcionaba: “La arreglé, la puse a tiempo, cerraba yo la imprenta para ir a ver clientes y dejaba yo la máquina jalando, ponía su tintero y todo y obviamente yo no duraba más de media hora fuera; le decía a mi hermana, de vez en cuando te asomas a ver si está jalando, si no está jalando pues le quitas el switch; pero tan seguro estaba yo que la había dejado bien que no me fallaba”.
A TODO LE ENTRABA
Recuerda que trabajó de relojero, arreglaba planchas, licuadoras… “pues es que a veces no había chamba y hacía cortinas de esas de pliegues… yo las cosía, me enseñé porque mi mamá era costurera; pero no me rajaba estaba la máquina jalando y yo arreglando relojes o cosas que me llevaban. Después compré una Multilith, y con el pasar del tiempo llega “Popo” (Rodolfo Pánuco Álvarez) quien vendía máquinas y le dije, oye no me vendes una guillotina? A lo que me respondió -Hay agarra, busca por ahí, pues ésta me da las medidas, ya la arregle y le dije cuánto es?, no llévatela! y me cayó bien, le dije, qué bien te lo agradezco mucho; y a parti de ahí hicimos amistad”.
LOS NUEVOS SOCIOS
Con el pasar del tiempo Don Chema establece una sociedad con otros tres colegas, Nacho Orozco, con quien había trabajado como 6 meses, Guillermo Delgado y Rodolfo Pánuco, quien les dijo a todos, “sabén qué si este negocio fracasa el que se quedaría con él, sería precisamente Chema”. La imprenta arrancó con la aportación de maquinaria de cada uno, Don Chema aportó su Kluge, Guilermo Delgado aportó una Multilith, “Popo” una Davison doble oficio y una guillotina; además de los enseres que tenía cada uno. Después surgieron diferencias y al final los socios retiraron sus equipos y Don Chema continúo con la imprenta, ubicada cerca del antiguo Hospicio Cabañas; ofreciendo trabajos a hoteles, bancos y empresas refresqueras.
Hasta que su esfuerzo dio frutos y le llegó un gran cliente, la empresa Marinela, a quien le hizo impresos durante 17 años, lo que le dio la oportunidad de fincar un taller más grande en la zona del Álamo Industrial; hasta que llegó un nuevo gerente de compras, y le dijo: “mira, yo soy el dueño del balón y tu ya no juegas conmigo”.
Sin bajar los brazos, se fue a Chicago y compró una prensa Harris de 4 colores y posteriormente adquirió una prensa KBA102 con lo que reforzó su oferta de impresos.
LA FAMILIA
Su esposa era maestra, y recuerda aquellos tiempos: “Me casé con ella a la edad de 22 años, mi esposa tenía 16 años, a los 13 era mi novia; las familias no querían que nos casáramos, y mientras ella estudiaba su carrera en la normal, yo seguía trabajando…” Con Martha Edith Gómez Vázquez, tuvieron la fortuna de tener 5 hijos, y actualmente están integrados a la empresa 3 de ellos, Carlos Alberto, el mayor de 42 años, Karina y Alejandro, quienes se especializan en ofrecer impresos comerciales en offset, en formato digital, serigrafía y empaques; otro de ellos, Iván, puso una lavandería y a decir de Don Chema, le va muy bien; y el quinto José María, de 21 años, el más inquieto de todos, se fue un año a Francia y actualmente es Ingenierio Industrial.
EL DETERIORO DE LA SALUD
Refiere Don Chema que a los pocos meses de casados, llegó un tío de su esposa a ofrecerle trabajo en una planta de procesamiento de maíz, donde llegó a tener 22 personas a su cargo, y a raíz de su contacto con las diferentes sustancias sufrió una intoxicación y en la clínica le dijeron que aproximadamente a los 10 años posteriores le daría leucemia. Y lamentablemente las predicciones fueron ciertas, pero afortunadamente a sobrevivido desde hace 27 años con esa enfermedad, además de otras operaciones de las que ha salido avante.
HOMBRE DE FÉ
“De joven yo era bien “canijo”, bravo para los “trancasos”, me gustaba pelear…” refiere de sus años de juventud y con hijos pequeños. En su intentó por realizar un cambio en su forma de ser ingresó a un encuentro espiritual, encontró la forma de ser agradecido con Dios por darle trabajo, familia y sustento; y se integró a la comunidad religiosa dando su testimonio personal.
Lo anterior ha sido clave para contrarestar su enfermedad y refugiarse en la oración y la fe, ya que después que lo diagnosticaron, le daban tan solo 5 años de vida.
MERECIDO RECONOCIMIENTO
A 52 años de iniciar su carrera, a Don Chema lo reconocen como un hombre íntegro, formal, trabajador y es por ello que la comunidad gráfica a través de Cynthia Ruíz, Presidenta de la Canagraf en Jalisco, lo reconoce con el premio “Alfonso Carrillo Casillas”, quien fuera el presidente de la primera Asociación de Industriales Gráficos de Jalisco, y posteriormente fue el primer Presidente de la Canagraf en el estado.
En estos momentos el señor José María Frías, está preparando sus memorias, para dejarlas a las nuevas generaciones compartiendo su vida y trayectoria.