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Los primeros impresos en Guadalajara
 

01 Abril 2023

La ciudad de Guadalajara, nombrada Capital Mundial del libro este 2023, tiene en Fray  Antonio Alcalde y Barriga, uno de sus personajes más relevantes del siglo XVIII, quien llegó  a Yucatán en agosto de 1762 para  hacerse  cargo del obispado de ese estado y posterirmente ser nombrado en 1771 obispo de la Nueva Galicia.

Dicha diócesis comprendía  los  actuales estados de Jalisco, Nayarit, Colima Aguascalientes, San Luis Potosí, Nuevo León, Coahuila y  Texas destacando de manera particular las acciones emprendidas para que se estableciera la Universidad  en Guadalajara, quien  abrió sus  puertas el 3  de  noviembre de 1792; por ello y con justicia, se le conoce como "padre de la universidad". Lamentablemente no tuvo oportunidad de ver finalizada su obra, ya que falleció el 3 de noviembre de ese mismo año.

El inicio de la universidad  fue clave para  que  la ciudad de Guadalajara pudiera contar con su primera imprenta. Y fue así que las nuevas  circunstancias animaron  al  editor e impresor radicado en la ciudad de México, Manuel Antonio Valdés a asumir la empresa, encomendando la tarea a su  hijo  Mariano  Valdés Téllez Girón, quien solicitó permiso  a la audiencia de México, el cual le fue  otorgado, además de que el Rey de España  le concedió el privilegio perpetuo y exclusivo para que nadie pudiese imprimir en la ciudad sin su autorización por  un periodo de diez  años.

Mariano Valdés  abrió su taller en la plaza de Santo Domingo, ubicada en el centro de la  capital tapatía, en el edificio que hoy es conocido popularmente como “La casa de los perros”, convertida el 11 de agosto de 1994, en Museo del Periodismo y las Artes Gráficas, sobre la calle semipeatonal denominada en años recientes como “Paseo Alcalde”.

Según refiere el historiador Juan B. Iguíniz, “No ha sido posible averiguar cuál haya sido la primera obra que produjo, porque aunque es cierto que a los Elogios fúnebres de Illmo. Sr. Alcalde debe haberles dado preferencia por ser editados por el V.Cabildo, también es muy fácil que hubiese despachado primero la Novena de Ntra. Sra. De Aranzazú, en virtud de ser mucho más pequeña y de manor labor”.”

Independientemente de cuál haya sido el primero, en el imaginario colectivo se le hace justicia a uno de los grandes benefactores de la Perla Tapatía, al quedar en los anales de la historia el registro de que Elogios fúnebres de Illmo. Sr. Alcalde se convirtió en el primer impreso que circuló en Guadalajara en el año de 1793.

Tuvieron que transcurrir más de 250 años, desde que la imprenta Sevillana de Juan Cromberger instalara la sucursal mexicana a cargo de Giovanni Pauli, italiano conocido después como Juan Pablos, para que Guadalajara fuera testigo de cómo las tipografías, los grabados y la encuadernación se convirtieron en factor fundamental para acrecentar la cultura de una sociedad ávida de conocimiento y en pleno desarrollo social, político y educativo.