Uno de los factores primordiales que se traduce en mayores ventas, es el empaque, si no llama la atención del consumidor, no tiene los colores correctos, o incluso la información adecuada puede pasar desapercibido en el anaquel. Un estudio realizado por la Confederación Nacional de las Industrias de Brasil (CNI) indicó que el 75% de las empresas que invirtieron en el diseño de sus empaques registra- ron aumentos considerables en sus ventas, y lo más importante, el rediseño ayudó a que el 41% consiguiera reducir sus costos.
De nada sirve un buen producto debajo de una deslucida envoltura. Desde el punto de vista industrial, el empaque no solo sirve para contener y proteger al producto; bien diseñado realza las características del producto, mejora su percepción y refuerza la conexión con la marca.
Expertos en Neuromarketing, técnica que analiza los niveles de emoción, atención y memoria de acuerdo con los estímulos externos, aseguran que las personas tardan alrededor de 2.5 segundos en promedio en decidir y concretar una compra, lo más curioso es que de este tiempo, el 80%, transcurre en el ámbito del subconsciente cerebral, la zona responsable de los impulsos irracionales, es decir, procesamos miles de colores, nombres, tamaños y un sinfín de características en nuestro cerebro para que al final una de todas ellas robe nuestra atención.
Apple, por ejemplo, además de ser una marca líder en tecnología, destaca por el diseño minimalista de sus empaque; todo está bien diseñado para que el usuario tenga una experiencia perfecta combinada con el factor sorpresa cuando realizan la apertura de sus productos; de hecho, un alto porcentaje de sus compradores no se deshace de sus empaques.
Para que toda esa información contenida en una simple caja fluya a nuestro favor, hay ciertos elementos a considerar.
COLORPara lograr diferenciar un producto de otro ya existente, un recurso bastante simple en esencia, como es la elección del color, resulta un elemento visual importantísimo que puede significar una gran demanda o el fracaso total. En cuestión de color no existen medias gamas, se gana o se pierde.
Los diseñadores gráficos e industriales deben tener mucho cuidado al definir la paleta de colores que vestirá al empaque, atendiendo primeramente decisiones que cumplan en respetar colores y hasta valores corporativos; en segunda instancia debe pensarse si la comercialización rebasará fronteras, por ejemplo, un empaque negro que en la mayoría de países refleja elegancia, en Hong Kong significa que tiene mala calidad.
La conciencia ecológica cobra bastante sentido para conectar con el consumidor mediante empaques que señalen estar comprometidos con la salud ambiental y cuyo impacto en el medio ambiente es considerablemente menor al de la competencia.
FUNCIONALIDADMás allá de todas las características que se han mencionado, el consumidor valora después de la apariencia del mismo, que el empaque sea funcional y pueda utilizarse para otras actividades distintas a las de su propósito original. Por ejemplo, las fragancias de lujo Louis Vuitton además de protegerlas, ofrece la posibilidad de convertirse en un set de viaje para llevar cosméticos y otros enseres femeninos.
Pese a que no existe una combinación ganadora y las tendencias cambian todos los años, para que el empaque se convierta realmente en un aliado deben trabajar en conjunto los diseñadores de producto, marketing, ventas y creativos para cuidar no solo de su apariencia, sino ofrecer una solución al momento del embalaje, protegiendo al producto y así al final conseguir un mix que represente la identidad del producto con toda la información necesaria para no dejar dudas al consumidor y contribuir a una experiencia placentera.